Nuestro manifiesto

Vivimos tiempos convulsos en los que nada parece tener el valor que le habíamos otorgado. Surge la tragedia frente a la vida, la imposibilidad de alcanzar aquellas metas que nos habíamos marcado. El capitalismo que nos atrapa convirtiéndonos en meras piezas de un puzle infinito del que no encontramos la mitad de los componentes.

Frente a todo esto, el positivismo barato, ese de postureo, escrito en tazas, libretas e incluso toallas que nos acompañan para tratar de creernos un mensaje que en el fondo sabemos que está vacío. La vida es dura, eso es cierto. Nos enfrentamos a una realidad incierta en la que debemos luchar contra viento y marea para alcanzar tierra firme.

El negativismo positivo no nos apoyará con frases de autoayuda que parezcan contener toda la sabiduría del universo y en el fondo no digan nada. Esta filosofía de vida que queremos compartir contigo, va un paso más allá. Albert Camus decía que la vida es un absurdo, y frente a este, el ser humano trata de encontrar un sentido a su existencia que le haga libre, que le devuelva las riendas de su vida.

Venimos del lado oscuro de la publicidad y el marketing donde hemos aprendido todas aquellas técnicas creadas para accionar los mecanismos de tu cerebro que te llevan a desear con todas tus fuerzas comprar ese objeto que hasta hace poco no sabías que existía. ¿Será eso nuestra vida? Tal vez haya algo más, tal vez podamos usar todo lo aprendido para ofrecer un mensaje diferente. Para ayudarte a ti a contar tu historia. Para darles las claves del juego a las empresas pequeñas para que puedan destacar su voz entre el ruido de las grandes marcas. Para que las ideas y los sueños de todas esas ONG y fundaciones que no saben como llegar al mundo, puedan ser oídas. 

Frente al absurdo de este mundo capitalista, te proponemos construir algo nuevo que nos permita cambiar la forma de hacer las cosas. Inventar nuevos mundos, en los que tus sueños e ideas encuentren espacio para crecer. 

«Yo grito que no creo en nada y que todo es absurdo, pero no puedo dudar de mi grito y tengo que creer por lo menos en mi protesta». Albert Camus

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